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Medwave ; 23(8): e2724, 29-09-2023.
Article in English, Spanish | LILACS-Express | LILACS | ID: biblio-1511424

ABSTRACT

El constructo de alto riesgo clínico de psicosis ha favorecido la investigación en la neurobiología de los estadios previos a la psicosis, así como también en intervenciones preventivas. Se trata de personas jóvenes que presentan síntomas psicóticos de menor intensidad o de menor frecuencia en un tiempo determinado, o bien tienen antecedentes genéticos de trastornos psicóticos sumados a un deterioro significativo del funcionamiento. Las escasas intervenciones existentes para esta población cuentan con un bajo nivel de evidencia. La actividad y el ejercicio físico han demostrado ser parte de la terapia de múltiples trastornos psiquiátricos, mientras que el sedentarismo sería un factor favorecedor de la psicosis. Efectivamente, las personas en alto riesgo clínico de psicosis presentan un peor estado físico asociado a mayor sedentarismo y hábitos de vida poco saludables. Se ha propuesto que el ejercicio genera un efecto biológico positivo sobre el hipocampo y las áreas circundantes, regiones que estarían involucradas en la fisiopatología de la psicosis. Algunos estudios experimentales han mostrado una disminución en la sintomatología psicótica en pacientes en alto riesgo clínico de psicosis que han seguido pautas de ejercicio físico. También dan cuenta de cambios morfofuncionales en estructuras cerebrales. Si bien existen barreras para la implementación de esta intervención, se trata de una intervención segura y factible. Es necesario realizar una mayor cantidad de estudios experimentales de una escala mayor para medir su eficacia, generando evidencia científica que permita eventualmente integrar el ejercicio físico a las guías de práctica clínica como una recomendación sistemática.


The concept of clinical high risk for psychosis has favored research in the neurobiology of the stages prior to psychosis, as well as in preventive interventions. This group is made up of young people with: (1) psychotic symptoms of less intensity or less frequency during a brief time or having genetic history of psychotic disorders associated to a significant deterioration in functioning. The few existing interventions for this population have a low level of evidence. Physical activity and exercise have been shown to be part of the therapy for multiple psychiatric disorders, while a sedentary lifestyle would be a factor that favors psychosis. Indeed, people in clinical high risk for psychosis present a worse physical condition associated with a greater sedentary lifestyle and unhealthy habits. It has been proposed that exercise generates a positive biological effect on the hippocampus and surrounding areas, regions that would be involved in the pathophysiology of psychosis. Some experimental studies have shown a decrease in psychotic symptoms in patients with clinical high risk for psychosis who have followed physical exercise guidelines, as well as morphofunctional changes in brain structures. Although there are barriers to the implementation of this intervention, it is safe and feasible. It is necessary to conduct a greater number of experimental studies on a larger scale to measure its efficacy, generating scientific evidence that will eventually allow physical exercise to be included in clinical practice guidelines as a systematic recommendation for clinical high risk for psychosis.

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